El rumor, el humor y el amor en tiempos de la influenza (México, 2009). Por Anna María Fernández Poncela. México: UAM, Juan Pablos, 2022, 361 p.

Anna María Fernández Poncela es profesora en el área de Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco. Sus estudios se desarrollan en el campo de la antropología, la sociología y la psicología. Tiene interés sobre diversos temas, en particular los de corte sociocultural, destacando el mundo emocional y las narrativas populares. Su obra El rumor, el humor y el amor en tiempos de la influenza (México 2009), inicia de la siguiente manera: “Este libro tiene el propósito de invitar a pensar y sentir cómo somos los seres humanos, nuestras narrativas y emociones. Cómo el miedo es negado con enojo y rumores, y espantado con chistes y risas. Cómo es trocado en afecto o vinculación que nos porporciona la creatividad de los relatos colectivos, espontáneos y populares” (p.11). En este texto, la autora ha querido ofrecer un análisis, lo más amplio y profundo posible, acerca del suceso que aconteció en el año 2009, la pandemia de la influenza. Fernández Poncela no se limita a establecer sólo los hechos y fenómenos, sino que busca plantearlos y, de cierta forma, analizarlos y explicarlos a través de datos concretos y estadísticos, así como del uso de la narrativa para amplíar y subrayar, más que complementar el análisis. Lo que ella persigue es crear un nuevo enfoque combinando la cultura y los sentimientos que nos conforman y, a partir de ello, entender la situación en tiempos de la influenza.

El texto comienza definiendo y explicando algunos conceptos como el de la gripe, pero no desde una mirada biológica sino más desde lo simbólico, energético y emocional; incluye asimismo un panorama de las epidemias a través de la historia, con la finalidad de hilvanar los puntos siguientes. Trastoca lo que denomina “laberinto informativo”, en que explica cómo los medios de comunicación fueron utilizados como herramientas de construcción cultural y social, interrogándose si estos reflejan situaciones sociales como tales, o las construyen toda vez que las difunden, además de incluir hipótesis sobre este punto. Aborda los primeros momentos de dicha epidemia, la desinformación que se vivió, desde la suspensión de clases, el cierre de espacios, el surgimiento de emociones y las consideradas conspiraciones, entre otras cosas. El tema de las emociones fue un elemento fuerte en este lapso de tiempo, en particular el miedo, la incertidumbre, la cólera, etc., al surgir como respuesta a lo anunciado en las noticas, ya fuese para tratar de encontrar una respuesta a la gran incertidumbre, o por el clima político suscitado. Del mismo modo, se hace presente el tema de los rumores y los chistes, ya sea provenientes de la narrativa entre las personas, o lo visto o escuchado en las redes sociales de ese entonces, incluyendo el discurso gubernamental.

En lo que refiere al laberinto cultural y sentimental, la autora se propone revisar algunas narrativas elaboradas en torno a la situación imperante, entrelazadas con el ambiente afectivo. Emplea una conceptualización y tipología de la cultura, así como del lenguaje, las emociones y los sentimientos, para comprender la relación-reflexión de cultura y emociones. Sobresalen así cuestiones como el lenguaje, el cual se aplica ampliamente en las narrativas y que simboliza la cultura, lo cual se relaciona con lo emocional, como herramienta para que el cerebro y la mente evalúe el ambiente interior y el que le rodea. Otros puntos a resaltar son el sentimiento del enojo visto como la falta de respeto, de injusticia e indignación, además de frustración que develan el miedo cuando la noticia de la aparición del virus AH1N1 generó vulnerabilidad o sentimientos de perjuicio. Sentimientos de miedo al virus, a la enfermedad y al posible contagio, incluso la muerte. De tristeza, la cual se vivió como la desilusión, es decir, tristeza por la situación y la enfermedad. Y la última y no menos importante, la alegría, la cual no relució mucho, sin embargo, se expresó en el optimismo en algunos momentos.

Por otro lado, el rumor se vuelve parte de una de las principales características del libro, como sinónimo de búsqueda de encontrar o crear -ya sea de boca en boca o por medios digitales-, necesaria ante la no respuesta convincente del gobierno. Tal como lo refiere la autora, se vivió una epidemia de rumores, la cual se convirtió en un proceso social que infundió psicosis. Entre los principales rumores se encuentra el que le dio título a dicho virus, “gripe porcina”, el cual decía que la influenza provenía de ese animal, produciendo que en ese periodo el consumo de carne de cerdo disminuyera entre la población mexicana. De hecho, eso se dijo en las noticias. Otro rumor que circuló en internet hablaba sobre los intereses económicos de la industria farmacéutica internacional, así como también el de la perversidad del poder político (manipulación). En ese sentido, la autora afirma que hubo muchos rumores con varias versiones, de posiciones contrapuestas y de frases generalizadas que no citaban algo en concreto. Rumores que quizás se conviertan en noticia, o noticias que tal vez constituyan verdaderos rumores, todo parece posible.

Por lo que se refiere al humor, éste gira en torno a cuestiones desde lo ingenuo hasta la burla y la ridiculización, y de lo inofensivo a la amargura y la tristeza, lo cual se plasma en chistes e imágenes que muestran de una manera cómica todos estos elementos alrededor del virus, la situación y las medidas tomadas durante la pandemia. La autora realiza un recorrido, principalmente a través de chistes y caricaturas periodísticas, que expresan ciertas dosis de humor, a veces cuestionan, relativizan y demuelen creencias; en otras ocasiones, se recrean y reiteran estereotipos. El humor circula en diversas direcciones y con diferentes intenciones, pero también alivia tensión y recarga energía, pues como se ha llegado a decir, “la risa es una cosa muy seria”. Así que de una supuesta catástrofe es posible reirse, relajarse y animarse, como forma de resiliencia en tiempos difíciles.

Se debe de tener presente que todos los aspectos que se encarnan en el rumor, el humor y el amor son parte integral de la existencia del ser humano, como una reacción ante un suceso o una postura ante la vida. La autora concluye con la reflexión de que existió una división entre aquellos que sí creían en el virus y quiénes no. En el tema de las emociones, y en el trabajo realizado mediante encuestas y entrevistas, se devela la gran desconfianza que existe entre la población mexicana hacia el espacio de lo interpersonal, lo público y lo político. Deja al final lo político, porque sobresale un hecho: “la desacreditación de la información oficial”.

Algo que se debe señalar es que, si bien la obra presenta una amplia información, en ocasiones resulta sobrecargada de la misma ante la prolífera exposición de una gran cantidad de materiales de elaboración propia, resultado de grupos focales, entrevistas y encuestas; si bien esto es positivo, también supone un obstáculo, pues no siempre se facilita y ameniza su lectura. Del mismo modo, aparecen demasiados conceptos que pueden hacer perder el hilo de la narrativa del texto, imposibilitando el entendimiento continuo y placentero.

Por otro lado, desde una mirada más positiva, se debe reconocer la forma en que la autora analiza e interpreta el tema de la influenza en México, desde la construcción cultural, recuperando las vivencias, opiniones, emociones de la gente común, lo cual nos permite empatizar y visibilizar con sensibilidad lo vivido durante esos años, además de saber conectar lo mencionado anteriormente con lo político, lo histórico, pero sobre todo, desde el rumor, el humor y el amor, las narrativas y los sentimientos.

En resumen, lo que buscó este texto fue comprender la situación generada alrededor de la pandemia del 2009 en México. Está escrito con empatía ante el fenómeno y con la clara intención de invitar a reflexionar sobre los acontecimientos que trajo esta epidemia, ya sean de corte social, político, farmacéutico y, sobre todo y muy en particular, cultural y emocional. Somos cultura y emociones, parece querer afirmar la autora, o emociones y cultura, que nos configuran písquica y socialmente, sin olvidar la biología, por supuesto. Finalmente, como se señala en la contraportada de la obra, donde se reitera el pensar y el sentir, se dice: “reflexionar como humanos y humanidad, sobre experiencias históricas que se antojan también actuales e incluso futuras”.