Presentación: María Bertely Busquets en la antropología de la educación mexicana y latinoamericana

Gunther Dietz
Universidad Veracruzana

Elizabeth Martínez Buenabad
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

María Bertely Busquets (Ciudad de México 1955-2019) fue una de las investigadoras más reconocidas a nivel nacional e internacional por sus aportes teóricos, metodológicos y empíricos a la consolidación de la antropología de la educación como subdisciplina. Sus trabajos contribuyeron tanto al análisis de las desiguales realidades del país, como al impulso de proyectos educativos innovadores y sumamente relevantes. Bertely tuvo una formación interdisciplinaria en Ciencias Sociales y de la Educación. Fue Profesora de Educación Preescolar, Licenciada en Sociología, Maestra en Ciencias con especialidad en Educación y Doctora en Educación.

A lo largo de su larga carrera como investigadora, se desempeñó como profesora-investigadora en el Centro de Investigaciones y Estudios en Antropología Social (CIESAS), perteneció a la Academia Mexicana de Ciencias y al Sistema Nacional de Investigadores. Recibió el Premio Nacional al Mérito Ecológico en 2015 y dos años después el Premio Rodolfo Stavenhagen de la Red de Formadores en Educación e Interculturalidad de América Latina (RedFEIAL). Además, impulsó la investigación colaborativa con la Unión de Maestros de la Nueva Educación de México (UNEM) y educadores independientes en Chiapas, así como la gestación de la Red de Educación Inductiva e Intercultural (REDIIN), un movimiento de educadores y educadoras que surgió en Chiapas pero que se implementó en otras regiones del país y el continente.

Desde la publicación de su multicitada obra Conociendo nuestras escuelas: un acercamiento etnográfico a la cultura escolar (2000), Bertely contribuyó decisivamente a la consolidación del binomio entre antropología de la educación y etnografía educativa y escolar. Este binomio teórico-metodológico caracterizó sus publicaciones académicas y sus ediciones de materiales didácticos sobre multiculturalismo, interculturalidad y plurilingüismo en educación, formación para la ciudadanía intercultural, conflicto intercultural, educación y democracia activa, así como sobre las Milpas educativas, creadas desde la mencionada REDIIN.

Como culminación, su obra póstuma, La división es nuestra fuerza. Escuela, Estado-nación y poder en un pueblo migrante de Oaxaca (Bertely Busquets, 2019), constituye una magistral síntesis de los enfoques sincrónico-etnográfico y diacrónico-etnohistórico. A través de este trabajo, Bertely analizó los procesos de escolarización en una comunidad zapoteca migrante de Oaxaca y sus consecuencias a largo plazo para la apropiación étnica de la institución escolar y para la co-construcción multiniveles del Estado-nación mexicano desde los pueblos indígenas.

Hemos preparado el presente dossier para realizar colectivamente un balance retrospectivo, como una prospectiva a futuro de la antropología de la educación en México y en América Latina, identificando las aportaciones teóricas, metodológicas y empíricas de la propia María Bertely y de las líneas de investigación inauguradas por esos aportes. Antes de presentar los trabajos que componen el número temático, contextualizaremos brevemente la obra de Bertely en el conjunto de la antropología de la educación, la investigación educativa y los estudios sobre educación intercultural.

La obra de Bertely en la antropología de la educación mexicana

Tanto en su vertiente crítica académica, como en su vertiente colaborativa, comprometida y activista con sujetos educativos específicos, la obra de María Bertely contribuyó decisivamente a la consolidación de la antropología de la educación en México. Ya existía una larga y rica tradición antropológica y etnográfica, pero siempre estaba “en manos del Estado”, ya que se trataba de investigaciones antropológico-aplicadas para la acción indigenista. En ese sentido, había un corpus de conocimiento antropológico importante, pero basado en un tipo de monografías etnográficas que se publicaban porque estaban pensadas desde el indigenismo de Estado como parte de un proceso unidireccional de integración y escolarización de los pueblos originarios mediante las políticas educativas indigenistas (De la Peña, 1981; Rockwell y González Apodaca, 2016; Ayala Reyes, 2020; Dietz, en prensa).

Después de la ruptura entre indigenismo y antropología (Warman et al., 1970), surgieron dos vertientes al interior de la disciplina antropológica. Una de ellas, de inspiración marxista, criticaba al Estado-nación mexicano y su forma de instrumentalización de la educación escolar. La otra, más “academicista” y/o posmoderna, defendía y practicaba una investigación etnográfica muy cuidadosa y exhaustiva, pero sin buscar la incidencia frente al Estado-nación ni la interlocución con los propios sujetos en un sentido colaborativo.

La obra inicial de María Bertely logró generar puentes entre ambas vertientes, ya que conjugó una mirada etnográfica, y a la vez crítica, con un compromiso político-pedagógico con los propios actores educativos. Bertely no realizaba investigación antropológica, etnográfica, sociológica o historiográfica solamente con fines intra-académicos, sino que siempre mantuvo explícito un compromiso con los actores con los que ella trabajaba “en campo”. Desde sus primeros trabajos etnográficos buscó entablar relaciones estrechas no con “informantes”, sino con colaboradores, con sujetos educativos que emprendían una relación de inter-aprendizaje con la etnógrafa-investigadora. Sus alcances metodológicos no conocían límites, lo que la llevó a impulsar “políticas educativas públicas a favor de la diversidad, así como en la emergencia del movimiento indígena en América Latina” (Galván Lafarga y Martínez Buenabad, 2014, p. 19).

Gracias a esta naturaleza recíproca y horizontal de sus prácticas etnográficas, ya en sus primeras publicaciones, Bertely generó un vínculo entre investigación antropológica básica y formación docente. A diferencia de muchas antropologías de la educación del norte global (Anderson-Levitt, 2012), la mexicana se caracteriza hoy -precisamente a partir del legado de María Bertely- por mantener puentes e intercambios permanentes y recíprocos entre la investigación etnográfica y la formación docente, un trabajo estrecho sobre todo con el magisterio.

Innovaciones metodológicas y conceptuales

El énfasis de María en la formación docente se concretó en su primer libro, hoy convertido en obra de referencia, Conociendo nuestras escuelas: un acercamiento etnográfico a la cultura escolar (Bertely Busquets, 2000). A casi un cuarto siglo de su primera publicación, este texto constituye un primer y decisivo paso hacia el desarrollo de lo que sería una didáctica de la etnografía. Mientras que otros trabajos -en esta misma línea de “cómo aprender etnografía” (Guber, 2001; Díaz de Rada, 2011; Restrepo, 2018)- se centran en la formación etnográfica desde una mirada disciplinar antropológica, el libro de Bertely se dirige explícitamente de forma interdisciplinaria a no-antropólogas, precisamente a educadoras y educadores insertos en procesos formativos que procuran sistematizar, (auto-) estudiar y contextualizar.

La etnografía escolar resultante y puesta en práctica por Bertely y sus diversos equipos de investigación, combina, triangula y contrasta múltiples miradas hacia el objeto de investigación y las y los sujetos colaboradores:

  • el oscilar sistemático entre texto y contexto, sus datos etnográficos y su contextualización institucional;
  • la complementariedad entre lo micro-etnográfico y lo áulico, por un lado, y lo macroestructural y lo institucional de las políticas educativas por el otro;
  • la visión “estéreo” (Werner y Schoepfle, 1987) entre la perspectiva actoral o emic y la perspectiva etic de quién observa y acompaña;
  • el desarrollo de nuevos enfoques metodológicos a partir de la confluencia de la etnografía, la formación y la colaboración con actores educativos, particularmente a través del así denominado Método Inductivo Intercultural, diseñado por María Bertely y Jorge Gasché junto con organizaciones magisteriales indígenas;
  • la conjugación de lo sincrónico y lo diacrónico, integrando métodos de análisis documental de fuentes historiográficas -tanto orales como escritas- con métodos de análisis de datos etnográficos (visuales y verbales);
  • y, por último, la novedosa integración de una mirada auto-etnográfica y/o de “etnografía retrospectiva”, desarrollada sobre todo en su obra maestra, La división es nuestra fuerza. Escuela, Estado-nación y poder en un pueblo migrante de Oaxaca (Bertely Busquets, 2019). Este texto, no solamente incorpora conscientemente el “locus de enunciación” de la propia etnógrafa en su proceso de investigación, sino que incluso logra “historizar” su mirada etnográfica en determinado tiempo y espacio.

Finalmente, Bertely, en sus contribuciones teórico-conceptuales acerca de la educación escolar y comunitaria, de la etnicidad y el poder, de la ciudadanía intercultural y del conflicto intercultural, así como del “hacer Estado” desde la escritura y la escolarización (Bertely Busquets, 2006, 2007 y 2019), expandió la antropología de la educación más allá de las fronteras de la subdisciplina. Asimismo, estas contribuciones conceptuales han impulsado revisiones críticas de conceptualizaciones, a menudo demasiado simplistas, que permean la antropología de la etnicidad y de la política (Calderón Mólgora y Martínez Buenabad, 2012). En ese sentido, la antropología de la educación no solamente se “libera” de la tutela indigenista del Estado-nación, sino que simultáneamente -gracias a las aportaciones aquí sintetizadas- también de las jerarquías disciplinarias y subdisciplinarias que tanto criticaba Bertely al interior de la academia contemporánea.

El dossier temático

Los seis artículos que componen este dossier analizan, comparan y evalúan las aportaciones de María Bertely a la antropología de la educación desde diferentes ángulos, miradas y experiencias de investigación. Entre sus autoras y autores se encuentran tanto discípulas y discípulos de Bertely como colegas con quiénes ella dialogó durante décadas.

El dossier lo abre Aurora Badillo Ochoa con su trabajo “Voces y textos que nombran a María Bertely”, un análisis biográfico-narrativo sobre el “activismo académico” de Bertely. La autora identifica los rasgos característicos de la formación interdisciplinaria de María, de su trayectoria académica, así como de sus proyectos político-pedagógicos con los pueblos originarios de Chiapas y de otras regiones mexicanas y latinoamericanas. El cruce entre entrevistas narrativas y análisis documental permitió a Badillo Ochoa reconstruir las principales contribuciones pedagógicas y antropológicas de Bertely a partir de las voces de sus colaboradoras y colaboradores educativos y académicos.

En segundo lugar, en “Aportes de María Bertely Busquets a la Historiografía de la Educación Mexicana”, Juan B. Alfonseca Giner de los Ríos enfatiza la necesidad de integrar la historia y la historiografía de la escuela en el análisis antropológico de los procesos de educación y de escolarización. Para ello, el autor analiza la obra de María Bertely en su conjunto y específicamente su libro póstumo La división es nuestra fuerza. Escuela, Estado-nación y poder en un pueblo migrante de Oaxaca, del cual extrapola un novedoso “método antropológico-histórico”, indispensable para historizar la cultura y la institución de la escuela en México y Latinoamérica.

Tras estas dos aportaciones biográfico-documentales, Stefano Claudio Sartorello y Paola Ortelli ofrecen en su artículo “Con mi corazón abierto: aportes de María Bertely a las Milpas Educativas para el buen vivir” un detallado análisis de este proyecto educativo colaborativo coordinado por Bertely. Sartorello y Ortelli se centran en el desarrollo del proyecto y su metodología, en sus dimensiones ético-políticas, así como en sus contribuciones a una antropología colaborativa y comprometida con los pueblos originarios.

En el cuarto artículo de nuestro dossier, titulado “La escucha en trabajos de María Bertely y un proyecto sobre lectura y escritura en lenguas indígenas”, Ulrike Keyser retoma el mencionado proyecto Milpas Educativas para ilustrar las prácticas de escucha que Bertely desarrolló particularmente en un subproyecto sobre lectura y escritura en lenguas originarias. La autora destaca y ejemplifica la confluencia que ya mencionábamos más arriba entre etnografía e inter-aprendizajes.

Para explorar y valorar la huella que los trabajos de Bertely han dejado en el contexto latinoamericano más amplio, Maxim Repetto aporta en su contribución “El Método Inductivo Intercultural en Roraima, Brasil, y los Interaprendizajes junto a María Bertely Busquets” la experiencia de cómo se aplicó el Método Inductivo Intercultural a la formación de maestras y maestros pertenecientes a varios pueblos originarios de Roraima. El autor ilustra cómo un método específico desarrollado colaborativamente en México se revisa, modifica y actualiza de forma sumamente innovadora en otro contexto, en este caso brasileño.

El dossier cierra con el artículo “Indígenas en contextos urbanos y procesos de escolarización: Aportes epistémicos y metodológicos en diálogo con la obra de María Bertely”, en el cual Elizabeth Martínez Buenabad y Gabriela Czarny resaltan cómo Bertely fue pionera al diversificar y ampliar la antropología de la educación mexicana hacia el estudio de procesos de escolarización en contextos urbanos y en situaciones migratorias contemporáneas. Ambas autoras han continuado y profundizado esta importante línea de investigación, que logra superar un cierto sesgo hacia lo rural y comunitario que caracteriza una buena parte de la antropología educativa mexicana y latinoamericana.

Consideramos que, con estos seis artículos, cuidadosamente seleccionados, dictaminados y revisados, logramos ofrecer en su conjunto un balance retrospectivo de las contribuciones que María Bertely Busquets realizó a la antropología de la educación en México y en América Latina. Igualmente, a lo largo de estos trabajos también se ilustra prospectivamente, tanto en sus aportaciones teóricas y metodológicas como en sus proyectos y experiencias empíricas, cómo Bertely inauguró líneas de investigación que en el presente y futuro caracterizan a la antropología de la educación del siglo XXI.

Concluimos expresando nuestro agradecimiento a Claudia Paulina Machuca Chávez y a todo el equipo editorial de la revista Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad por su continuo y profesional apoyo y por su paciencia con nosotros. Igualmente agradecemos el compromiso y la dedicación brindada por las y los dictaminadores anónimos, cuyas revisiones y sugerencias han incrementado la calidad de cada uno de los artículos aquí presentados.

Bibliografía

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