Ellos trajeron el comercio: los inmigrantes sirio-libaneses, japoneses y chinos en el municipio de Cárdenas, San Luis Potosí, México

They brought trade: Syrian-Lebanese, Japanese and Chinese immigrants in the municipality of Cardenas, San Luis Potosi, Mexico

RESUMEN: En el presente artículo, se aborda el fenómeno de la migración convergente (Green, 2002) de las comunidades sirio-libanesa, japonesa y china en México, específicamente en el municipio de Cárdenas, un pequeño poblado de origen ferrocarrilero situado en la zona media del estado de San Luis Potosí. A su vez, se analiza Cárdenas como una zona de contacto, debido las relación local-global que tuvo dicha comunidad con otros países a partir de la llegada de extranjeros en el año de 1920, quienes trajeron consigo prácticas culturales y económicas que fueron bien recibidas por los locatarios. El método de la investigación corresponde a un quehacer histórico y antropológico, por medio del cual, consultaron diversas fuentes históricas, y se realizó investigación etnográfica con los descendientes de los inmigrantes que aún residen en el municipio.

Palabras clave: Inmigración, zonas de contacto, sirio-libaneses, China, Japón.

ABSTRACT: This article addresses the phenomenon of convergent migration (Green, 2002) of the Syrian-Lebanese, Japanese and Chinese communities in Mexico, specifically in the municipality of Cárdenas, a small town of railroad origin located in the middle zone of the state of San Luis Potosí. At the same time, Cárdenas is analyzed as a contact zone due to the local-global relationship that this community had with other countries after the arrival of foreigners in 1920, who brought with them cultural and economic practices that were well received by the locals. The research method corresponds to a historical and anthropological task, by means of which diverse historical sources were consulted, and ethnographic research was carried out with the descendants of the immigrants who still reside in the municipality.

Keywords: Immigration, contact areas, Syrian-Lebanese, China, Japan.

Introducción

La migración transatlántica tuvo presencia en México desde inicios del siglo XIX y durante el siglo XX; por medio de esta arribaron distintos grupos de inmigrantes al país: sirio-libaneses, chinos, japoneses, españoles, coreanos, etc. Dicho fenómeno se vincula, por un lado, con el proceso de expansión capitalista global, el cual diversificó y potenció nuevas actividades económicas, y, por el otro, con conflictos económicos y políticos que se suscitaron en los países de salida.1

Las distintas comunidades de inmigrantes que arribaron al país durante los siglos XIX y XX, han sido analizados con detenimiento por especialistas en el tema, como Delia Salazar en su obra “Los inmigrantes en el mundo de los negocios, siglos XIX y XX (2003), Pablo Yankelevich en “Inmigración y racismo. Contribuciones a la historia de los extranjeros en México” (2015), Rebeca Inclán a través de “Inmigración libanesa en México. Un caso de diversidad cultural” (1994) y Roberto Marín con “Las causas de la emigración libanesa durante el siglo XIX y principios del XX un estudio de historia económica y social” (1996).

También se encuentran las obras de Ota Mishima “Destino México: un estudio de las migraciones asiáticas a México, siglos XIX y XX” (1997); Moisés González Navarro “La colonización en México 1877-1910” (1960) y “Los extranjeros en México y los mexicanos en el extranjero, 1821-1970” (1994); Sergio Hernández Galindo “La guerra contra los japoneses en México durante la Segunda Guerra Mundial” (2011); Luis Alfonso Ramírez “De cómo los libaneses conquistaron la península de Yucatán. Migración, identidad étnica y cultura empresarial” (2014) y Claudia Dávila “libaneses y coreanos en Yucatán. Historia comparada de dos migraciones” (2018), por mencionar algunas de las investigaciones avocadas al estudio de las comunidades extranjeras en México.

Cabe destacar el trabajo de la investigadora Claudia Dávila, quién analiza simultáneamente a dos comunidades, la libanesa y coreana, en la península de Yucatán, específicamente en el municipio de Motul de Carrillo Puerto. Para su análisis, la autora retoma el concepto teórico de la “migración convergente” de Nancy Green (2002), por medio del cual se comparan diversos grupos migrantes en un mismo país de acogida. Este modelo es frecuentemente utilizado para “comparar el ‘éxito’ o el ‘fracaso’ o más modestamente la ‘movilidad social’ de diferentes poblaciones en las ciudades americanas” (Green, 2002, pp. 27-33, como se citó en Dávila, 2018, p. 13).

Al igual que Dávila, se retoma el concepto de migración convergente para comparar y analizar la trayectoria de tres comunidades de extranjeros, sirio-libaneses, chinos y japoneses, quienes radicaron y coexistieron en una misma comunidad, el municipio de Cárdenas, ubicado en el estado de San Luis Potosí. Para el análisis de este tipo de migración, el presente trabajo se enfoca en los siguientes elementos: primero, la llegada a la comunidad; segundo, la incorporación (favorable o desfavorable) de los extranjeros al lugar de acogida; tercero, la conexión entre Cárdenas con los países de origen de las comunidades de migrantes.

Respecto al análisis de la conexión Cárdenas con los países de origen de las comunidades migrantes, se retoma el concepto de zonas de contacto de Mary Louise Pratt (2011):

La zona de contacto desplaza el centro de gravedad y el punto de vista hacia el espacio y el tiempo del encuentro, al lugar y al momento en que individuos que estuvieron separados por la geografía y la historia ahora coexisten en un punto, el punto en que sus respectivas trayectorias se cruzan (Pratt, 2011, p. 34).

En función de lo señalado, en el presente artículo se aborda al municipio de Cárdenas, San Luis Potosí, como una zona de contacto, en la cual confluyó una migración convergente de chinos, japoneses e inmigrantes provenientes de distintas regiones de Medio Oriente que se asentaron en dicha comunidad atraídos por la bonanza económica que emergió de la instalación, en 1890, de la línea ferroviaria que comunicaba al estado de San Luis Potosí con el de Tamaulipas. Esto generó una interacción e intercambio entre distintas culturas, lenguas y costumbres, interacciones que, en su mayoría fueron armónicas, aunque también se suscitaron conflictos incitados por sentimientos de índole nacionalista y xenofóbicos.

En la actualidad poco queda de aquel pueblo que surgió con el auge rielero, el cual se vio gravemente afectado por la privatización de los Ferrocarriles Nacionales de México (1994-1995). Sin embargo, prevalece la nostalgia de “lo que el tiempo se llevó”2 y sobresalen las escenas de los sirio-libaneses vendiendo por las calles, y posteriormente en almacenes, telas, zapatos y ropa; la tienda de sombreros de Jesús Hao Yips; los cafés y panaderías atendidos por otros miembros de la comunidad china, y, por supuesto, la tienda de abarrotes de la familia de Carlos Kasuga. Estas escenas, acompañadas por el ir y venir del ferrocarril, se han imbricado en la memoria colectiva de los cardenenses quiénes aún conviven con algunos de los descendientes de los protagonistas de dichos recuerdos.3

El aporte de la presente investigación, más allá de la comparación de la migración convergente de tres comunidades de extranjeros, reside en la recuperación de la memoria y vivencias de los descendientes de los sirio-libaneses, chinos y japoneses, pero también la propia de los cardenenses, generando un entrecruzamiento de las experiencias y recuerdos de las comunidades de llegada y de acogida.

El fenómeno de la inmigración en Cárdenas: aspectos contextuales

Cómo ya se mencionó, el municipio de Cárdenas, ubicado en la zona media del estado de San Luis Potosí, debe su conformación y auge a la instalación de la vía del ferrocarril Central Mexicano San Luis Potosí-Tampico en 1890, vía que comunicaba a la capital potosina con el puerto de Tampico, lo que generó una época de bonanza para el poblado ferrocarrilero. Posterior a la instalación de la línea ferroviaria se establecieron los talleres de la “División de Cárdenas”, donde se realizaban reparaciones a las máquinas, lo que ocasionó una gran demanda de mano de obra que atrajo a trabajadores del interior de la República, pero también a población de otras nacionalidades (Guerrero Almazán, 2004, pp. 180-184).4 El Porfiriato (1876-1911), bajo la consigna positivista de “orden y progreso”, se caracterizó por el desarrollo y auge de la industria mexicana, la explotación minera, la producción henequenera y la instalación de las líneas ferroviarias (Rosenzweig, 1988, p. 151).

El ferrocarril mejoró en demasía la comunicación a lo largo y ancho del país, pero, sobre todo, “la significación de este medio de transporte dentro del proceso económico de transición hacia el capitalismo fue ser el puente de unión entre el mercado interno y la dinámica internacional, propició la consolidación de mercados regionales por los lugares que atravesó” (Cerutti, 1993, como se citó en Corral, 2002, p. 21).

Figura 1. Estación de Cárdenas, San Luis Potosí.

Fuente: Colección Privada Centro Cultural Regional Ferrocarrilero de Cárdenas S. L. P.

La instalación de la línea ferroviaria en Cárdenas no fue fortuita. Para 1881 se comenzó su construcción por órdenes del general Porfirio Díaz, a petición del entonces gobernador del Estado de San Luis Potosí, Carlos Diez Gutiérrez, quien mantenía una relación de compadrazgo con el entonces presidente de la República. La familia Diez Gutiérrez era propietaria de la hacienda de Cárdenas y de una gran parte del poblado, por lo que el dirigente potosino tuvo un gran interés por que “sus propiedades se vieran beneficiadas con el paso del ferrocarril” (Guerrero Almazán, 2004).

El 25 de enero de 1898, el general Porfirio Díaz arribó a Cárdenas en el tren proveniente de Tampico y fue hospedado en el casco de la hacienda de la familia Diez Gutiérrez. Bajo el sello del Porfiriato, el pequeño poblado que no superaba en número a los 4 mil habitantes pasó a ser un pueblo considerado cosmopolita debido a la llegada de inmigrantes provenientes del interior de la república y del exterior, hecho que atendió a las políticas migratorias establecidas en dicha época.

En julio de 1936 había 700 puestos de planta sólo en los talleres, sin contar transportes ni vías, aquí se hacían reparaciones de todo tipo a las máquinas de vapor. Se hacía desde una reparación sencilla, la más simple, hasta una reparación general. Pocos años después se iniciaba la dieselización, quedando sólo 150 puestos de planta en los talleres. En la época del auge rielero era común ver en Cárdenas a personas de las más variadas nacionalidades. Yo recuerdo que había chinos, japoneses, sirios, árabes y libaneses (Guerrero, 2004, p. 180).

Con el desarrollo de la industria y la modernización de los medios de comunicación y transporte, el régimen porfirista buscó establecer una diversificación poblacional con el fin de satisfacer las demandas de mano de obra que exigía la creciente modernidad del país.

Durante el Porfiriato se aspiraba a seguir el ejemplo de aquellos países que en su época se consideraban como los más avanzados, tales como Francia y Estados Unidos; para realizar esa tarea era necesario que el Estado se reforzara. El proceso de modernización, tal como lo definió Guerra en 1995, implicaba la diversificación social, el desarrollo de grupos de obreros, industriales, mineros, comerciantes, empresarios, empleados municipales y federales (Corral, 2002, p. 16).

De esta forma se planteó la necesidad de integrar a México población extranjera, la cual pudiera insertarse en los distintos rubros económicos, pero, sobre todo, que trajera consigo recursos y capitales para su inversión en el país. Por consiguiente, Díaz y sus allegados apostaron a una colonización de extranjeros provenientes de Europa, principalmente de “origen latino y preferentemente católicos (italianos, españoles, franceses) ya que se conjeturaba que presentarían las condicione físicas, psicológicas y hasta morales necesarias para superar los problemas de la adaptación al medio mexicano” (Rebolledo, 2016, p. 163). Además del interés económico, el gobierno porfirista incentivó este tipo de inmigración con la idea de crear un mestizaje entre europeos y mexicanos en aras de “mejorar la raza”, no obstante, “los millares de empresas de colonización que alguna vez fueron imaginadas no alcanzaron ni al medio centenar, y de los millones de inmigrantes europeos esperados sólo llegaron algunas decenas de miles” (Yankelevich, 2011, p. 41).

Una de las explicaciones del poco interés de la población europea de inmigrar a México, se vincula con el clima de incertidumbre y desorganización que se vivía en el país, el cual había transitado por distintos conflictos internos y externos. Aunado a lo anterior, el gobierno buscó incentivar la colonización de población extranjera ofreciéndoles tierras pertenecientes a la nación (Rebolledo, 2016), no obstante “las políticas de abrir nuevas tierras al cultivo y a la ocupación de los pobladores no se establecía con bases sólidas” (Tortolero, 1995, p. 19).

Quiénes sí decidieron inmigrar al país fueron las comunidades chinas, japonesas y sirio-libanesas que llegaron a territorio mexicano a partir de 1880. La emigración de estas tres comunidades fue distinta, por un lado, la población china fue objeto de sistemas de enganche para emplearse como mineros y obreros en la construcción de las líneas ferroviarias (Ham, 2013). Sánchez Albornoz señala que este grupo “vino a sustituir el antiguo tráfico negrero, debido a que su transportación desde el continente asiático estuvo envuelta en ilegalidades y tratos infrahumanos” (1977, p. 44). Por su parte, los inmigrantes provenientes del Imperio Otomano (armenios, sirios, libaneses) tuvieron mayores facilidades porque contaban con importantes capitales sociales, económicos y culturales, pero también, como señala Carlos Antaramián “debido a que profesaban el catolicismo, ya que existían restricciones respecto a la inmigración no católica” (Canal CEHM Fundación Carlos Slim, 2018, 19m25s).

En el caso específico de Cárdenas, el fenómeno migratorio comenzó a tener mayor auge a partir de 1900; mexicanos, estadounidenses, alemanes, japoneses, árabes y chinos llegaron al poblado con la finalidad de trabajar en la empresa ferrocarrilera, en el comercio, la agricultura y servicios de alimentación (restaurantes, cafeterías y panaderías).

Cárdenas-China: la llegada

Los inmigrantes chinos comenzaron a arribar al país a partir del año de 1880 enganchados para trabajar como obreros en distintos rubros. Los integrantes de la comunidad china que se asentaron en el municipio Cárdenas se emplearon primicialmente como panaderos, cocineros y comerciantes (véase Cuadro 1). Para la obtención de información sobre las trayectorias migratorias de dicha comunidad se entrevistó a Benjamín Hao, hijo de Autungchoy Hao Yips.

Autungchoy Hao Yips, originario de Cantón, China, ingresó al país el 27 de octubre de 1927 por el puerto de Manzanillo, arribando días después al municipio de Cárdenas. Cuando llegó a México ya contaba con una red familiar asentada en dicho municipio, la cual se encontraba compuesta principalmente por las familias Ang y Wong. Según la narración de Benjamín Hao, el barco en el que venía su padre junto con otros 70 compatriotas tocó puerto en las costas de Canadá, para posteriormente dirigirse hacia el Pacífico hasta desembarcar en el puerto de Manzanillo:

[…] El nombre real de mi papá era Autungchoy Hao Yips, él adoptó el alias de Jesús porque era costumbre que adoptaran un nombre mexicano para que fuera más fácil identificarse. Él llegó de unos 25 años aquí a Cárdenas y se estableció aquí por el ferrocarril, porque ya estaba la estación; él mencionaba que eran como más de 70 los que venían en su grupo en el barco y que algunos se quedaron en Cárdenas y otros se repartieron por toda la República (Benjamín Hao, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

En Cárdenas, la comunidad china fundó su propia colonia, la cual se encontraba ubicada entre las calles Z. Maldonado, Zaragoza, Libertad y Bocanegra. En un principio Autungchoy Hao Yips vivió junto con familiares y compatriotas en un mesón, el cual alquilaba habitaciones a los recién llegados extranjeros. Con el pasar de los años adquirió dos propiedades, una de ellas en el mercado municipal, donde estableció su negocio de sombreros; la otra propiedad fue su casa habitacional, localizada en la antigua colonia china, lugar en el que vivió junto con su familia. Actualmente dicha propiedad se encuentra habitada por uno de sus descendientes (Benjamín Hao, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

Cuadro 1. Registro de extranjeros chinos en el municipio de Cárdenas en el año de 1927

No. Nombre Nacionalidad Género Edad Estado Civil Fecha de entrada Lugar de entrada ocupación
8 Antonio Mear Chino H 23 Casado 14/08/1912 Manzanillo Comercio
17 Francisco Fan Chino H 26 Soltero 5/05/1915 Salinas Cruz Panadero
18 Nicolás Lien Chino H 54 Soltero 2/05/1911 Manzanillo Panadero
19 Jorge E. Quinto Chino H 23 Soltero 2/12/1921 Manzanillo Panadero
20 Felipe Mear Chino H 30 Soltero 1/04/1921 Tampico Panadero
21 Manuel Mear On Chino H 32 Casado 20/02/1910 Manzanillo Panadero
24 Mear Yo Wing Chino H 38 Soltero 23/05/1921 Tampico Panadero
25 Alfonso Lee Chino H 34 Soltero 15/02/1909 Veracruz Panadero
26 José Jue Chino H 44 Soltero 7/05/1917 Manzanillo Panadero
27 Ramón Ang Chino H 30 Soltero 1/05/1924 Manzanillo Panadero
28 Francisco Lee Chino H 23 Soltero 6/05/1921 Tampico Panadero
29 Joaquín Wong Chino H 23 Soltero 6/05/1921 Tampico Panadero
30 Rafael Ang Chino H 22 Soltero 1/05/1924 Manzanillo Panadero
31 Julio Ang Chino H 33 Soltero 18/04/1918 Tampico Panadero
32 Raúl Ang Chino H 35 Soltero 1/05/1924 Manzanillo Panadero
33 Rafael Chong Chino H 45 Soltero 10/08/1921 Manzanillo Panadero
34 Samuel Wong Chino H 43 Soltero 15/02/1901 Salina Cruz Panadero
35 Francisco Chong Chino H 34 Soltero 20/01/1919 Tampico Comercio
36 Moralio Chon Chino H 40 Soltero 5/12/1912 Manzanillo Comercio
42 Luis Ang Chino H 34 Casado 3/04/1921 Manzanillo Comercio
43 Adolfo Cow Chino H 22 Casado 6/05/1910 Manzanillo Comercio
44 Antonio Wong Chino H 24 Soltero 5/05/1921 Manzanillo Comercio
45 Antonio Lee Chino H 37 Casado 30/03/1905 Veracruz Comercio
46 Vicente Chao Chino H 40 Casado 30/03/1905 Veracruz Comercio
47 Juan Wong Chino H 43 Casado 1/10/1913 Manzanillo Comercio
48 José Aujuang Chino H 35 Casado 1/05/1910 Manzanillo Comercio
61 Samuel Lee Chino H 44 Casado 8/01/1903 Salina Cruz Comercio
62 Andrés Meak Chino H 37 Casado 20/01/1913 Manzanillo Comercio
63 Rubén Loo Chino H 38 Soltero 10/11/1911 Salina Cruz Panadero
76 Wa Jong Chino H 45 Casado 25/05/1923 Manzanillo Comercio
102 Martín Mar Chino H 43 Viudo 14/07/1903 Salina Cruz Comercio
104 Mario Mar Yuen Chino H 38 Soltero 15/01/1919 Salina Cruz Comercio
129 Lee Chong Chino H 42 Casado 17/01/1910 Manzanillo Cocinero
130 Samuel Hang Chino H 45 Casado 10/02/1905 Manzanillo Panadero
131 Martín Hoo Chino H 37 Soltero 15/03/1918 Manzanillo Panadero
132 Benito Wong Chino H 25 Soltero 15/04/1921 Tampico Comercio
133 Chan Joy Chino H 27 Soltero 11/11/1921 Tampico Empleado
134 Roberto Anguid Chino H 32 Soltero 11/03/1909 Manzanillo Comercio
135 Enrique Mal Chino H 27 Soltero 27/12/1913 Veracruz Comercio
136 Manuel Woo Hoo Chino H 29 Soltero 12/03/1918 Mazatlán Comercio

Fuente: Elaboración propia con base en el documento publicado en el libro del cronista Miguel Ángel Guerrero Almazán, “Cárdenas y sus ayuntamientos” (2014, pp. 255-258).

Encuentros y desencuentros de la comunidad China en México y Cárdenas

La comunidad de emigrantes chinos fue objeto de prácticas xenofóbicas durante distintas etapas. A partir de 1882 Estados Unidos puso en marcha la Ley de Exclusión China, una ley de índole federal que prohibía la inmigración de trabajadores chinos hacia dicho país. Investigadores especialistas en inmigración china asocian la prohibición con el desplazamiento de esta comunidad hacia México.5

Al ingresar a México la comunidad continuó padeciendo ataques racistas y xenófobos, por un lado, a causa de un sentimiento nacionalista que se gestó durante el siglo XIX y que se exacerbó durante la Revolución Mexicana (Gómez Izquierdo, 2005), pero también por el estigma del “yellow peril” (peligro amarillo) (Lyman, 2000, pp. 683-747) iniciado en Estados Unidos, el cual se cifró en las corporalidades de la población migrante china, a la que se acusó de ser “portadora de enfermedades peligrosas como sífilis, lepra, tracoma, conjuntivitis granulosa y tuberculosis” (Chacón y Almada, 2020, p. 244).

En función de lo señalado, los inmigrantes chinos en México fueron representados como una comunidad “que venían a corromper, degenerar y envenenar un país. No obstante, el gobierno porfirista se vio obligado a recibirlos debido a la gran demanda de mano de obra para atender trabajos agrícolas y de construcción de infraestructura” (Yankelevich, 2012, p. 42). Los mexicanos, al igual que los estadounidenses, consideraron a la población china como una amenaza para su economía y como traficantes de mercancías ilegales.

Se presentó al chino como aquel que podía trabajar por el salario más bajo y que, a consecuencia de ello, no dejaba cabida al mexicano a aumentar el costo de su trabajo. En el ámbito comercial se creía que las mercancías que expedían eran procedentes del contrabando y que representaban una competencia ruinosa para el mexicano, y por ello el nacional, al no poder igualar o bajar el precio de sus artículos obligaban el cierre de sus negocios (Hernández, 2012, p. 36).

Con el estallido de la Revolución Mexicana se incrementó el sentimiento racista sobre dicha comunidad, remarcándose en algunos estados del norte del país, generándose la conformación de organizaciones antichinas. Al respecto, José Gómez señala que la violencia y expulsión ejercida sobre los chinos en Sonora (1933-1934) “coincide con la aparición del Partido Nacional Revolucionario, no obstante, considera erróneo achacar a los revolucionarios la invención del problema antichino, ya que se encontró en la población china a un chivo expiatorio a quien culpar por la incapacidad de los gobiernos de la Revolución de mejorar las condiciones económicas de los mexicanos” (Gómez, 1988, pp. 5-6).

Los sentimientos xenófobos manifestados en contra de la comunidad china alcanzaron a los cardenenses y el 27 de septiembre de 1926 se conformó el Sub-Comité Anti Chino de Cárdenas, cuyo presidente fue Jesús Gutiérrez y Aristeo Castillo su secretario. Bajo el lema “por la patria y por la raza” dicho subcomité solicitó al ministro de gobernación y al presidente de la República, Plutarco Elías Calles, la expedición de “leyes para resolver el problema chino en la localidad, así como la expulsión de los mismos que residían de manera legal e ilegal, la creación de barrios especiales para orientales en el municipio, así como la prohibición para que el gobierno federal no permitiera más la naturalización” (Hernández, 2012, p. 87).

Figura 2. Membrete del Sub-Comité Anti Chino de Cárdenas, San Luis Potosí, 1926.

Fuente: “Los extranjeros en San Luis Potosí, 1929-1932”, Saúl Hernández Juárez (2012, p. 69)

Benjamín Hao, descendiente de inmigrantes chinos, señaló que recurrentemente ha sentido la necesidad de leer libros que versan sobre los ataques xenofóbicos que sufrió su comunidad durante los siglos XIX y XX:

[…] Fue terrible la historia que narran en los libros y nunca nos la dicen en la historia oficial de México, no se ha difundido cómo otras culturas, de otras nacionalidades, pasan por situaciones así. Mi comunidad sí batalló para establecerse en México porque los explotaban y perseguían, pero mi papá me contaba que los mismos paisanos, los chinos, también fueron explotadores, porque ellos los traían y les cobraran y luego aquí tenían que pagarles y siempre estaban endeudados -como esclavos- y la intención de ellos era brincar a Estados Unidos. Pero los chinos eran gente trabajadora que se dedicaron al negocio y aquí prosperaron (Benjamín Hao, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

Gracias a la tesis de maestría del historiador Saúl Hernández Juárez (2012) se obtuvo conocimiento de los ataques xenofóbicos perpetuados en contra de algunos integrantes de la familia Ang y Wong por parte del subcomité antichino y por las autoridades cardenenses. Uno de dichos ataques se señala a continuación:

Rafael Wong presentó un amparo ante el juzgado del distrito en la capital del estado contra el inspector de policía de la localidad, dicha autoridad había encarcelado sin motivos y bajo rumores falsos a los chinos Antonio Wong, Ignacio Sujo y Antonio Mac, acusados de opiómanos y traficantes. Wong acusó a las autoridades de haber tenido presos a los chinos durante quince días sin alimentos (Hernández, 2012, p. 83).

El autor también hace mención del caso de Juan Ang, propietario de una tienda de abarrotes y de la panadería “La vencedora”, a quién se le impuso una multa por haber sido sorprendido trabajando con dos mozos en domingo mientras elaboraban pan de grasa, contrario a lo que estaba establecido en la ley y en la reglamentación en la industria del pan (Hernández, 2012, p. 84). A lo largo de la tesis del historiador Saúl Hernández se plasman distintos casos de ataques xenofóbicos en contra de la comunidad china en el municipio, lo que resulta interesante es que hoy en día, tanto los cardenenses como los descendientes de las familias chinas, parecen haber olvidado dichos episodios enmarcados por un odio racial, pero también, por una rivalidad de índole económica.

En la interlocución establecida con Benjamín Hao se le preguntó si su padre había padecido la xenofobia antichina y, para sorpresa de los presentes, él respondió que no, aunque señaló que el sacerdote el encargado de la parroquia de Cárdenas sí llegó a discriminarle en más de una ocasión, motivo por el cual su familia dejó de asistir a la iglesia.

[…] A mi papá ya no le tocó vivir tanta xenofobia porque él llegó tiempo después, pero en general su adaptación a México y a Cárdenas fue buena, aunque él llegó hablando chino, pero ya aquí aprendió el español. Mi padre se dedicó al comercio, él vendía sombreros, yo desde que me acuerdo ese fue su negocio y le iba bien, tenía un trato cordial con toda la gente y los comerciantes (Benjamín Hao, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

La conexión Cárdenas-China

El antropólogo Alexander Lesser señala la importancia de adoptar la teoría sobre “la universalidad del contacto y la influencia humana, lo que genera que “las sociedades humanas sean sistemas abiertos y no cerrados, inextricablemente entrelazadas con otros agregados, cercanos y distantes, en el seno de conexiones en forma de telaraña, de red” (1961, p. 41). El contacto de una población con otra, de un territorio con otro, genera una red de conexiones por la cual circulan personas, objetos y prácticas. El fenómeno de la inmigración generó que Cárdenas se convirtiera en una zona de contacto en donde, además de existir una diversidad de prácticas socioculturales, circularon objetos, mercancías, idiomas, relaciones de parentesco y formas de organización diferentes a las locales.

En la entrevista realizada a Benjamín Hao confluyeron narraciones sobre los nexos que tuvieron los primeros inmigrantes con sus países de origen, y la forma en cómo lograron interconectar su lugar de procedencia con la comunidad de acogida, es decir, el municipio de Cárdenas. Al respecto Benjamín Hao señaló lo siguiente:

[…]Al migrar, mi papá dejó un hijo en Cantón, pero nunca perdió comunicación con él, inclusive regresó dos veces a su país para verle. La primera vez que se fue, duró una larga temporada en China, pero mi madre le escribió una carta pidiéndole que regresara porque en Cárdenas ya tenía a una hija (mi hermana mayor) y regresó, pero siempre se envió cartas con mi medio hermano. Recuerdo que eran unas cartas en un papel muy delgado, como el papel de china, la carta no venía en sobre, solo se desdoblaba (Benjamín Hao, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

Benjamín Hao, al igual que sus ocho hermanos, quiere visitar el lugar de origen de su padre, también desea conocer a su medio hermano y a sus familiares paternos que aún quedan con vida:

[…] Uno de mis hermanos y yo tenemos planeado ir a China para conocer a nuestro medio hermano, de hecho, este año estábamos viendo lo del viaje, pero por la pandemia del Coronavirus creo que tendremos que retrasar nuestro viaje, aunque hace unos años vino a visitarnos nuestro sobrino, hijo de mi hermano, vino hasta Cárdenas para conocer a su familia de este lado, mi papá siempre procuró tener comunicación con su familia en China (Benjamín Hao, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

A su vez, el considerable número de inmigrantes chinos que residen en Cárdenas permitió que dicha población conformara una comunidad al interior del municipio, en la cual siguieron practicando su idioma, así como tradiciones culturales y gastronómicas:

[…] Yo recuerdo cuándo hacían reuniones los chinos que vivían en Cárdenas, hablaban entre ellos en su idioma, yo aprendí algunas cosas, mi papá si quería enseñarnos, pero mi mamá no quiso, porque nos tenía que separar de todo lo que tuviera relación con el español, para que aprendiéramos, y mi papá también vio un inconveniente en separarnos de la cultura mexicana (Benjamín Hao, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

Respecto al flujo de mercancías y objetos, Benjamín Hao mencionó que su padre no pudo dejar del todo los productos y la alimentación de su país:

[…] A mi papá le gustaba preparar la comida de su país, no le gustaba el picante, se enojaba mucho cuándo la comida estaba muy picosa, por eso él usaba productos que él mismo sembraba, tenía su huerta de hortalizas, y así aprendimos a comer cosas de su país. A él le mandaban semillas y productos desde china, llegaban hasta aquí en cajas de madera; productos enlatados, salsa de soya, fideos y hasta medicamentos, a mis hermanos y a mí nos encantaban los dulces chinos que llegaban en esas cajas y que íbamos a recoger a la estación del ferrocarril (Benjamín Hao, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

Es importante señalar que, a pesar de que se presentaron casos de violencia y persecución hacia la comunidad china, no todos los pobladores del municipio hicieron parte de los movimientos antichinos; ya que, poco a poco, los varones chinos contrajeron nupcias con mujeres cardenenses constituyendo núcleos familiares. A su vez, existe una memoria compartida por la población de Cárdenas sobre las panaderías, los restaurantes y los comercios atendidos por estos migrantes, lo que nos habla de la existencia de un intercambio y una interrelación entre ambas comunidades.

Figura 3. ¿Chiang Kai-Shek visitó Cárdenas?

Fuente: Guerrero Almazán, 2004, p. 67

La descripción que acompaña a la imagen que se visualiza en la parte superior (Figura 3) indica que se trata de una visita de Chiang Kai-Shek a la colonia China de Cárdenas en 1924. La fotografía fue proporcionada por el C. Patricio Martínez Sánchez+. No obstante, surgió la necesidad de buscar información respecto al origen del retrato, ya que, en el año señalado, Chiang Kai-Shek fue nombrado Jefe Mayor del Ejército de Cantón, por lo que combatió en diversas revueltas sucedidas al interior de la región, por tanto, resulta imposible que se diera esta visita.

Para aclarar la situación, se entrevistó al licenciado Rafael Anaya, cardenense de 95 años de edad, quién cuenta con fotografías, documentos y, sobre todo, recuerdos de los eventos históricos del municipio, entre los cuales se encuentra el acontecimiento retratado en dicha fotografía. El Lic. Anaya comentó que él presenció dicho evento cuándo niño, y, efectivamente, no fue la visita de Chiang Kai-Shek lo que se muestra en la imagen. Ese día, la comunidad china-cardenense celebró junto con la comunidad china de la ciudad San Luis Potosí el festival de primavera (Rafael Anaya, comunicación personal, 7 de marzo de 2020).

México- Japón: la llegada

Al igual que China, Japón tuvo un importante flujo migratorio hacia el continente americano. Existen distintos periodos históricos sobre la inmigración japonesa a México, la primera de ellas se sitúa en la época del porfiriato, específicamente en el año de 1890, cuando “arribaron, a raíz del tratado de amistad, comercio y navegación (1888) entre México y Japón, 35 emigrantes que se establecieron en el municipio de Chiapas” (Rodríguez, 2010).

Posteriormente, entre 1900-1910, ingresaron al país los primeros trabajadores nipones contratados (braceros) con el fin de “laborar en la construcción de las vías férreas, en las haciendas cañeras y en las minas. Para 1940 habían arribado japoneses profesionistas por requerimiento, conocidos como yohiyose, los cuales desempeñaron su profesión a lo largo y ancho del territorio mexicano” (Mishima, 1997, pp. 56-57). “Entre 1921 y 1930, residieron en México, un total de 2,751 inmigrantes japoneses, cantidad menor a la de la población china” (Salazar Anaya, 1996).

A diferencia de los inmigrantes chinos, la población nipona asentada en México de 1890 a 1941 “fue aceptada, y a veces hasta alentadas a nivel oficial; no fueron tratados con desconfianza, resentimiento o racismo abierto como en otros países americanos. Por estas razones, parece que las vivencias de los japoneses entre 1941 y 1945 conforman un capítulosui generis de su historia en México” (Peddie, 2006). Una de las causas del favorable acogimiento de dicha comunidad se relaciona con la firma del “Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre México y Japón” en 1888, el cual entró en vigor un año después. El primer artículo de dicho tratado establece que habría firme y perpetua paz y amistad entre México y el Imperio del Japón, de igual forma, entre sus respectivos súbditos y ciudadanos” (Secretaría de Relaciones Exteriores [SRE], 2000, pp. 251-253).

A partir de dicho convenio, Japón realizó distintas concesiones que nunca había hecho con otro país. Por ejemplo, en el artículo IV estableció el libre tránsito de mexicanos en territorio japonés. Este derecho no había sido otorgado a otra nación, por tanto, era un tratado igualitario, por medio del cual, los mexicanos en Japón tendrían que acatar la jurisdicción japonesa, así como los japoneses en México tendrían que acatar las leyes mexicanas (Palacios, 2012, pp. 11-12).

Al igual que en el resto del país, en Cárdenas hubo una menor presencia de inmigrantes provenientes de Japón, registrándose en el año de 1927, once personas de dicha nacionalidad. Los japoneses arribaron a Cárdenas a partir del año de 1916 y tenían la particularidad de ser profesionistas y comerciantes, tal y cómo se muestra a continuación en el siguiente cuadro:

Cuadro 2. Registro de extranjeros japoneses en el municipio de Cárdenas en el año de 1927

No. Nombre Nacionalidad Género Edad Estado Civil Fecha de entrada Lugar de entrada Ocupación
180 Pedro I. Nishimura Japonés H 27 Soltero 23/06/1921 Cd. Juárez Comercio
187 Densule Hirahana Japonés H 35 Casado 25/06/1923 Manzanillo Profesionista
189 Jungi Hatano Japonés H 40 Casado 8/05/1916 Salina Cruz Comerciante
190 Fsuino Maquimohida Japonés M 26 Casada 25/01/1925 Manzanillo Comerciante
191 Rosa Hatano (Nacida en México) M 4 Escolar
192 Felipe Hatano (Nacido en México) H 1 Menor
203 Ykeda Sadao Japonés H 22 Soltero 4/10/1930 Manzanillo Empleado
204 Felisa Hatano (Nacida en México) M 1 Menor
205 José Casa Casa Japonés H 43 Casado 8/05/1916 Salina Cruz Comerciante
206 Juan Casa Casa (Nacido en México) H 1 Menor
207 Luisa Casa Casa Japonés M 26 Casada 8/05/196 Salina Cruz Doméstica

Fuente: Elaboración propia con base en el documento publicado en el libro del cronista Miguel Ángel Guerrero Almazán, “Cárdenas y sus ayuntamientos” (2014, pp. 255-258).

A pesar de que la población japonesa en Cárdenas fue menor respecto a la china y sirio-libanesa, el impacto que estos inmigrantes dejaron en el municipio fue importante, ya que, entre 1938 y 1942, la parentela del empresario Carlos Kasuga Osaka6 residió en el municipio. ¿Qué hace diferente e importante a la familia Kasuga Osaka? para los cardenenses representa un orgullo que dicho personaje mencione en su biografía el buen trato que recibió su familia por parte de la comunidad ferrocarrilera, en la cual residió los primeros cinco años de su vida. Esto ha generado que Cárdenas sea recordado como un lugar de bonanza económica y diversidad cultural.

La conexión Japón-Cárdenas: La familia Kasuga Osaka

La historia del empresario Carlos Kasuga Osaka se encuentra marcada por la inmigración. Su padre Tsutomu Kasuga, fundador de industrias Kay, era originario de la región de Nagano y arribó a México en 1930, a la edad de 20 años. Tsutomu era el séptimo hijo de una familia de terratenientes arroceros, “la transformación del agro japonés a finales del siglo XIX, a causa de la creciente industrialización del país, y la muerte repentina de su padre, obligaron al joven Tsutomu a dejar su país, sus aspiraciones de estudiar la carrera de medicina y a embarcarse con rumbo a América” (Meyer Cosío y Salazar Anaya, 2003, pp. 227).

Al igual que otros de sus compatriotas, Tsutomu ingresó al país mediante el sistema yobiyose, el cual “consistía en una invitación por parte de otro emigrante el cuál debía asumir los gastos de manutención de su compatriota invitado, de esta forma, el gobierno mexicano autorizó el ingreso de un gran número de inmigrantes” (Meyer Cosío y Salazar Anaya, 2003, pp. 228). Tsutomu encontró redes de japoneses que le brindaron apoyo para que lograra asentarse en el país; comenzó a trabajar en 1936 en la tienda de la familia Iwadare, ubicada en el municipio de Cerritos, San Luis Potosí.

En un inicio los japoneses procuraron casarse con mujeres japonesas, no obstante, la primera generación que arribó a México en 1897, y que trabajó en la región del Soconusco Chiapas, no lo hizo así, “los pocos que se quedaron allí, contrajeron matrimonio con mujeres del lugar” (Mishima, 1997, pp. 58-59). No obstante, Tsustomu Kasuga adoptó la práctica de casamiento correspondiente a su cultura y envió una carta a sus familiares en la región de Nagano con el fin de solicitar se le buscara a una joven que estuviera dispuesta a casarse y trasladarse a México. Mitsuko Osaka fue la elegida para desposar a Tsustomu; arribó al país en 1932 en compañía de otras dos jóvenes japonesas que, de igual forma, se comprometieron vía correspondencia con hombres nipones, con quienes contraerían nupcias en territorio mexicano.

Mitsuko Osaka dejó su tierra natal trayendo consigo una bandera de Japón y un libro de poesía, ya que ella tenía una gran pasión por escribir poesía tradicional japonesa conocida como Tanka (Hernández Galindo, 2017). Mitsuko tuvo dos nombres, uno mexicano, Esperanza, y el seudónimo de Akane. Bajo este último firmó su poesía, la cual se encuentra recopilada en el libro que lleva por título Akane, y que fue publicado en México gracias a las traducciones de Cynthia Viveros Cano y Miwa Teresa Pierre (Hernández Galindo, 2017).

Figura 4. Akane/ Mitsuko Kasuga

En aquel punto donde se pone el sol, está mi tierra.

Allá lejos, mis padres no me están esperando.

Akane.

Fuente: Portada del libro de Tankas de Mitsuko Esperanza Kasuga.

En 1937, viviendo en el municipio de Cerritos, Tsustomu y Mitsuko tuvieron a su primer hijo, el futuro empresario Carlos Kasuga Osaka. Un año después Tsustomu decidió que era momento de independizarse y fundar su propio negocio, por lo que, junto con su esposa e hijo, se trasladó a Cárdenas, donde puso un negocio de abarrotes que llevó por nombre “Carlos Kasuga”. Dicho negocio se encontraba ubicado en la calle Juárez esquina con Zaragoza, en las inmediaciones de la estación de ferrocarril.

A pesar de que la familia no contaba con capital suficiente “el gran corazón de los mexicanos, como afirmaba Esperanza Osaka, y la confianza que logró mantener con el pueblo en general, le sirvió para poder recibir mercancías a crédito y prosperar. En 1914 los Kasuga lograron acumular un capital importante, que les permitió comprar una propiedad ubicada en el mercado principal de Cárdenas, en donde residieron” (Meyer Cosío y Salazar Anaya, 2003, p. 231).

Figura 5. Tienda Carlos Kasuga en Cárdenas San Luis Potosí

Fuente: Colección Familia Kasuga, publicada por el investigador del INAH Sergio Hernández Galindo, en Carlos Kasuga Osaka: Una historia colectiva de lucha y trabajo, 26 de octubre 2017.

En la entrevista realizada a la señora Calderón, hija de León Calderón+, quién fue propietario de uno de los negocios más longevos de Cárdenas “El surtidor” (1917-a la fecha) señaló que, cuando era niña conoció a la familia del empresario Carlos Kasuga Osaka:

[…] Me gustaba después de la escuela pasar por afuera del negocio de los Kasuga, y observar a doña Esperanza, tejiendo hasta con 5 agujas a la vez, era muy hábil y tenía una gran destreza, esa fue la primera vez que yo vi unas agujas para tejer hechas de bambú (María Teresa Calderón, comunicación personal, 3 de marzo de 2020).

Encuentros y desencuentros de la comunidad japonesa en México y Cárdenas

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial se paralizó casi por completo la inmigración japonesa, a su vez, su situación se tornó complicada con la entrada de México a la guerra. Por lo que, a mediados del año de 1942, los inmigrantes nipones asentados en los distintos estados de la república fueron obligados a desplazarse hacia la Ciudad de México para vivir junto con otros compatriotas en centros de concentración. En el artículo una presencia incómoda: la colonia japonesa de México durante la Segunda Guerra Mundial de Francis Peddie, se señala que dicho episodio no es relevante o significativo para la comunidad japonesa en México debido a ciertos factores, como la benevolencia de la concentración, los factores culturales o la ausencia de organización (Peddie, 2006).

Sin embargo, se considera que el desplazamiento forzado sí tuvo un impacto en la vida y los recuerdos de la comunidad japonesa, este episodio acontecido a los Kasuga en el año de 1942, es referido en la biografía del empresario Carlos Kasuga como un episodio triste en la vida de su familia, pero también fue un momento significativo para ellos, debido a que las autoridades y los habitantes de Cárdenas, buscaron intervenir para evitar que se les desplazara y, al no tener éxito, el pueblo entero, en una muestra de solidaridad, fue a despedirles a la estación del ferrocarril:

La orden de traslado a la ciudad de México le llegó a los Kasuga a mediados del año de 1942; las autoridades locales y la población de este y otros lugares enviaron cartas al gobierno federal solicitando que les permitiera a los emigrantes permanecer en los pueblos donde residían, pues los consideraban, además de personas honestas y trabajadoras, parte de sus poblados. La noche en que la familia Kasuga se dirigió a tomar el tren que los transportaría a la Ciudad de México, se congregaron en la estación para despedirlos no sólo sus amigos, sino las mismas autoridades locales. Carlos Kasuga recuerda que esa fue de las pocas ocasiones en que vio a su madre llorar, cuando el pueblo de Cárdenas los acompañó a la estación del tren para despedirlos. Tal vez a partir de este apoyo de la población mexicana Mitsuko se empezó a considerar ya no como emigrante o extranjera, sino como parte íntegra de México (Hernández Galindo, 2016).

El episodio de los cardenenses despidiéndoles en la estación del tren se puede encontrar en la página web Wikipedia sobre la biografía de Carlos Kasuga, al igual que en la revista Forbes y en los artículos del investigador Sergio Hernández Galindo, sobre la comunidad japonesa en México (Hernández Galindo, 2016). Este acto de defensa y muestra de solidaridad por parte de los cardenenses fue agradecida tiempo después por la familia Kasuga Osaka en los años setentas, mediante una donación de diez mil pesos para la construcción de un jardín de niños: el Kindergarten Francisco Gonzáles Bocanegra.

Figura 6. El Ing. Luis Kasuga Osaka dando un discurso en el homenaje a la familia Kasuga Osaka realizado en la feria cardenense de 1972.

Fuente: C. Jaime Rodríguez Lara. Otorgada de manera personal a la autora por el Prof. Miguel Ángel Guerrero Almazán el 7 de marzo de 2020.

México y el mundo árabe: la llegada

El desplazamiento y migración del Medio Oriente se encuentra atravesada por cambios en la estructura económica y política; destaca la primera guerra mundial, “hecho que aceleró la industrialización de manera global, afectando a las sociedades campesinas libanesas, a su vez, la instalación del Mutasarrifato generó las primeras oleadas migratorias hacia Beirut en 1860. Al quedar este territorio fuera de la jurisdicción, posteriormente migraron hacia Egipto y finalmente llegaron a América” (Inclán, 1994, pp. 62).

A partir del método multiescalar sobre los flujos migratorios, Marín (1996) sitúa en cinco periodos la migración árabe en México. El primero de ellos “coincide con el término de la Primera Guerra Mundial, con el Mutasarrifato y con la época de la dictadura de Porfirio Díaz (1877-1910) y la Revolución Mexicana” (Marín, 1996, pp. 557-560). Durante ese periodo de tiempo el precio de la tierra disminuyó y productores, comerciantes y empresarios se vieron afectados económicamente, por lo que decidieron emigrar.

El segundo periodo se ubica entre la Revolución Mexicana y la Segunda Guerra Mundial (1919 y 1945), momento histórico en el que Líbano se encontraba bajo el dominio francés a causa de la guerra. Hacia 1938 se calcula que ingresaron al país 15 mil libaneses. La tercera etapa (1945-1966) se caracteriza por la creación del Estado de Israel y por una crisis económica y política en el Líbano. La cuarta, que abarca de 1967 a 1973, coincide con la Guerra de los Seis Días (1957) y la Guerra del Yom Kippur-Radamán (1973), lo que generó la migración de palestinos, sirios, marroquíes y egipcios (Marín, 1996, p. 560). La quinta se sitúa durante la Guerra Civil en el Líbano (1975-1990) “lo que provocó una nueva emigración a distintos destinos del mundo, aunque nunca alcanzó las cifras de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX” (Marín, 1966, p. 605).

Los inmigrantes provenientes de Medio Oriente arribaron a México por los puertos de Veracruz y Tampico, en este sentido “Tamaulipas fungió durante la primera década del siglo XX, como un lugar de paso y de estadía temporal en el tránsito de la migración hacia la nación estadounidense, ya que no era una entidad que mostrara un desarrollo industrial importante, pues la industria petrolera apenas comenzaba” (Pizaña, 2021, p. 79).

Gracias a la línea ferroviaria existió una importante conexión e interacción comercial entre el pueblo de Cárdenas y el puerto de Tampico, esto generó que los inmigrantes que llegaran a dicho puerto tomaran un tren con destino a la localidad potosina. Para el año de 1926 “se registraron en el país 12,644 inmigrantes provenientes del Medio Oriente, de los cuales, 209 residían en el estado de San Luis Potosí y 62 se asentaron en la comunidad de Cárdenas” (Rodríguez, 2010, p. 25). La llegada y asentamiento de esta población al municipio de Cárdenas se sitúa en la primera y segunda oleada migratoria (1878-1911 y 1911-1945).

Cuadro 3. Registro de la comunidad libanesa en el municipio de Cárdenas en el año de 1927.

No. Nombre Nacionalidad Género Edad Estado Civil Fecha de entrada Lugar de entrada Ocupación
1 Alejandro Carabay Árabe H 43 Viudo 7/02/1902 Veracruz Comerciante
2 Aziz Carabay Árabe H 11 Menor 7/02/1902 Veracruz
3 Ma. Elena Carabay Árabe M 8 Menor 7/02/1902 Veracruz
4 Julián Jorge Árabe H 48 Casado 7/02/1923 Veracruz Comerciante
5 Felipe Jorge Davis Árabe H 21 Soltero 7/02/1923 Veracruz Comerciante
6 José Izar Árabe H 33 Casado 10/06/1905 Veracruz Comerciante
54 José Nesme Árabe H 47 Casado 7/06/1898 Veracruz Comerciante
55 Rosa Betjani Árabe M 43 Casada 7/06/1898 Veracruz Comerciante
56 Antonio Nesme Árabe H 26 Soltero 7/06/1898 Veracruz Comerciante
57 Susana Nesme Árabe M 23 Soltera 7/06/1898 Veracruz Doméstica
64 Jesús Saim Árabe H 30 Casado 15/12/1914 Puerto México Comerciante
66 Mostafat Jalil Árabe H 23 Soltero 24/08/1923 Tampico Comerciante
67 Abraham Chej Árabe H 18 Soltero 9/11/1923 Tampico Comerciante
68 Emilio Salmán Árabe H 40 Viudo 30/09/1906 Veracruz Comerciante
70 Antonio M. Cabaina Árabe H 24 Soltero 18/04/1921 Veracruz Comerciante
71 Elías Salmán Árabe H 34 Casado 6/12/1907 Veracruz Comerciante
74 Emilio Jorge Árabe H 26 Soltero 5/07/1923 Veracruz Comerciante
82 Jalim Abrahim Árabe H 28 Soltero 10/12/1924 Veracruz Comerciante
83 Abdala Elías Árabe H 26 Casado 2/08/1925 Veracruz Comerciante
84 Ariz José Elías Árabe H 30 Casado 10/06/1925 Tampico Comerciante
85 Matu Jalim Árabe H 40 Casado 6/08/1923 Veracruz Comerciante
86 Liman Juan Árabe H 25 Soltero 6/12/1924 Veracruz Comerciante
87 Ysaac Abraham Árabe H 28 Soltero 7/08/1923 Veracruz Comerciante
88 Aziz Abraham Árabe H 26 Casado 12/09/1925 Veracruz Comerciante
89 Samuel David Árabe H 29 Soltero 23/12/1924 Veracruz Comerciante
92 Antonio Abad Árabe H 34 Casado 21/07/1909 Tampico Comerciante
93 José Nakid Árabe H 34 Casado 8/01/1911 Veracruz Comerciante
94 Rosa Banquet Árabe M 28 Casada 8/01/1911 Veracruz Doméstica
95 Victoria Nakid Árabe M 13 Menor 8/01/1911 Veracruz
96 Alfredo Nakid Árabe H 6 Menor 8/01/1911 Veracruz
97 Miguel Nakid Árabe H 3 Menor 8/01/1911 Veracruz
98 Salomón Natcol Árabe H 37 Casado 25/08/1905 Veracruz Comerciante
99 Sanajando Dellyub Árabe H 27 Soltero 8/12/1924 Veracruz Comerciante
100 Emiliano Elías Árabe H 31 Casado 10/11/1924 Veracruz Comerciante
101 Miguel Antonio Árabe H 20 Soltero 25/08/1925 Veracruz Comerciante
140 Salvador Reyes Árabe H 44 Casado 25/12/1903 Veracruz Comerciante
141 Amine Yabur Árabe M 42 Casada 25/12/1903 Veracruz Doméstica
142 Herlinda Reyes Árabe M 25 Soltera 25/12/1903 Veracruz Doméstica
143 Juventina Reyes Árabe M 23 Soltera 25/12/1903 Veracruz Doméstica
144 Luis Reyes Árabe H 20 Soltero 25/12/1903 Veracruz Comerciante
145 Eva Reyes Árabe M 8 Menor 25/12/1903 Veracruz
146 Nemer Jorge Árabe H 28 Soltero 15/06/1923 Veracruz Comerciante
148 Affif Aliyc Árabe H 23 Casado 22/02/1927 Ayutla Comerciante
149 Josefina Asad Árabe M 16 Casada 22/02/1927 Ayutla Doméstica
150 Elías Marzuca Árabe H 21 Soltero 21/10/1923 Tampico Comerciante
151 Elías R. G Árabe H 20 Soltero 20/08/1927 Tampico Zapatero
162 Salomón Abraham Árabe H 22 Soltero 27/04/1927 Veracruz Comerciante
163 Abraham José Elías Árabe H 20 Soltero 27/03/1927 Veracruz Comerciante

Fuente: Elaboración propia con base en el documento publicado en el libro del cronista Miguel Ángel Guerrero Almazán, “Cárdenas y sus ayuntamientos” (2014, pp. 255-258).

Es importante señalar que los primeros inmigrantes que arribaron a México provenían de distintas regiones pertenecientes a la gran Siria, ya que el Estado del Líbano se conformó hasta el año de 1946,7 por tanto, no se puede hablar de libaneses antes de dicho periodo histórico, en este sentido “los primeros inmigrantes eran identificados por los mexicanos, como árabes o turcos, no obstante, dicha comunidad rechazó la identidad turca” (Ramírez, 2018).

Se sabían correspondientes a territorios históricos identificados entorno al Monte Líbano, al Sultanato Sirio de Damasco o a Palestina, a su vez, dichos inmigrantes se identificaban con distintas comunidades de origen: Trípoli, Beirut, Batrumin y Hamas. Se subdividieron en seis grandes grupos religiosos: maronitas, drusos, chiítas, sunitas, ortodoxos del Patriarcado de Antioquía, ortodoxos del Patriarcado de Alejandría, católicos y judíos (Ramírez, 2018, p. 10).

La comunidad sirio-libanesa que se asentó en el pueblo ferrocarrilero era comerciante por antonomasia, y, al igual que el gitano Melquiades a Macondo,8 llevaron a Cárdenas una diversidad de productos novedosos para la población: telas, calzado, ropa y alfombras. Cabe resaltar que los inmigrantes sirio-libaneses fueron de los primeros comerciantes en implementar el sistema de venta a crédito:

Decidieron dedicarse al comercio al menudeo de la forma ambulante que no requería dominio del idioma español y en donde podían iniciar con un capital pequeño. Implementaron un sistema de ventas, el crédito en abonos, que era una actividad pionera, innovadora lo cual, significó una ventaja sobre los comerciantes locales en relación con clientela y mayores ventas (Pizaña, 2021, pp. 92-93).

Figura 7. Wadith Athie Whebe en su puesto ambulante

Fuente: Colección particular de Kamel Athie.

La primera ola migratoria proveniente de distintos lugares de Medio Oriente fue la que generó redes de apoyo con las cuales migraron otros integrantes de la comunidad, tal y como lo señala en la entrevista la Prof. Guadalupe Elías Mayorga descendiente por lado paterno de una gran familia siria.

[..] Mi padre Asis Elías Assad Abud (Sixto) llegó a México en 1925, a la edad de 18 años, él llega soltero y venía atrás de mi tío, Abdala Elías Assad Abud (Salvador), quién llegó en 1923. Mi tío y mi papá emigraron porque los querían reclutar para una de las tantas guerras que ha tenido Siria9 y mejor decidieron huir de su país y evitar los miles de conflictos que lamentablemente hasta la fecha tiene su país. Mi tío Salvador le manda decir que, si quiere venirse, que acá hay mucho auge ferrocarrilero, en Cárdenas, ellos eran comerciantes natos y sabían que en el pueblo había una oportunidad en el comercio por el ferrocarril; tras un mes de travesía en la mar, mi padre llega al puerto de Veracruz (Guadalupe Elías, comunicación personal, 5 de marzo de 2020).

Encuentros y desencuentros del mundo árabe con México y Cárdenas

Los migrantes sirio-libaneses prosperaron y algunos de ellos, como las familias Sarquis y Esper, se convirtieron en grandes empresarios potosinos. No obstante, el inicio de estos comerciantes estuvo marcado por el ambulantaje, el préstamo e intercambio de mercancías entre los integrantes de dicha comunidad, la cual se caracterizó por haber conformado una red de apoyo mutuo, elemento clave para el despegue y prosperidad de los negocios de sus miembros.

El caso de la familia Elías Assad Abud no fue la excepción:

[…] Mi papá obviamente no traía dinero de Siria, tenía sus tierras de cultivo de olivos, tenían camellos, y se dedicaban a eso. Al venirse, mi abuelo se quedó con sus hijas en Siria y mi papá renuncia a las tierras que le correspondían, mi papá solo traía el dinero justo para llegar hasta Cárdenas. Entonces llegó y mi tío Salvador, y otros paisanos que ya tenían tiendas establecidas, le prestaban mercancía a mi papá, y él empieza a trabajar desplazándose a los ranchos cercanos a Cárdenas para vender su mercancía, primero a pie, porque no llegó con tienda, después compró una mula, y subía los cerros en mula con su atado de ropa y de calzado, mi papá también hacia trueques, traía huevos y gallinas de los ranchos y los vendía en Cárdenas; y así, poco a poco él fue haciéndose de un pequeño capital. En 1935, aproximadamente, fue cuando pone su tienda, pero con un socio, con el señor Yapur Dadda, y estuvieron asociados como unos seis años, luego él se separa y se ubica en el local que mis hermanos atienden hasta la fecha en la calle Manuel José Othón 5. Posteriormente, en 1947 se casó con mi mamá. Mi padre fue comerciante hasta el último día de su vida, murió de 69 años víctima del cáncer en 1978 y nunca regresó a Siria (Guadalupe Elías, comunicación personal, 5 de marzo de 2020).

La constitución mexicana de 1917 estableció que los extranjeros no podían, de ninguna manera, inmiscuirse en los asuntos políticos del país (Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 1917, artículo 33). A pesar de este impedimento legal, Sixto Elías participó de manera subalterna en el desarrollo del municipio, aunque su hija señala que a él le hubiese gustado participar de lleno en los procesos políticos, ocupando algún puesto dentro de la presidencia municipal:

[…] Mi papá aprendió solo a hablar español, nunca le hubieras notado su acento de extranjero, aprendió a leer y a escribir totalmente autodidactica y no tenía ninguna falta de ortografía, era una persona muy inteligente. Él mismo edificó su local, como un ingeniero, y por lo mismo él fue jefe de obras en varias administraciones porque los presidentes lo jalaban a trabajar (aunque no fuera mexicano). Participó en traer el agua del Aguaje10 a Cárdenas; él hizo la tubería para poder sacar el agua y traerla al pueblo, junto con ingenieros que él trajo de México. Siempre que le pidieron una cooperación para el bien del pueblo estaba dispuesta a darla (Guadalupe Elías, comunicación personal, 5 de marzo de 2020).

En 1930 el gobierno mexicano presionó a la población extranjera radicada en el país para que se nacionalizara, esto con la finalidad de que establecieran un vínculo de obligaciones para con el Estado mexicano. De esta forma surgió la Ley de Naturalización y Nacionalidad de 1934, la cual otorgó la nacionalidad mexicana a los hijos de los extranjeros nacidos en México. Una gran parte de la población extranjera se nacionalizó debido a la instauración de la ley general del trabajo de 1931, y al temor de verse despojados de sus propiedades adquiridas en suelo mexicano (Salazar, 2010, p. 78).

Sixto Elías se nacionalizó como mexicano años antes de su muerte, en el decenio de los años setenta. No lo hizo antes, no porque no quisiera, fue la falta de tiempo, las distancias y la vida misma lo que fue aplazando dicho trámite, hasta que un día su hija logró tramitar su tan ansiada nacionalidad mexicana:

[…] Cuándo estaba estudiando en la Normal superior en la Ciudad de México, en los setentas, me encontré con las oficinas de la Secretaría de Relaciones exteriores, y fui a preguntar que se necesitaba para que mi papá fuera ciudadano, y en ese tiempo hubo un proceso muy sencillo: solo tenía que llevar acta de nacimiento de mi papá, acta de nacimiento de mi mamá que era mexicana, la acta de nacimiento de nosotros, que éramos seis hijos de él y documentos que probaban su residencia en Cárdenas, metí todos los papeles y al año siguiente nos hablaron para avisarnos que ya estaba su carta de nacionalidad disponible, mi papá sí se nacionalizó, él ya murió mexicano (Guadalupe Elías, comunicación personal, 5 de marzo de 2020)

La conexión Cárdenas-Siria/Líbano

Además de la familia Elías Assad Abud, en la actualidad residen en el municipio de Cárdenas nueve familias de origen sirio-libanés; la de Dahud Dahda es una de ellas. En el marco de esta investigación se entrevistó al Lic. Enrique Dahud Dahda, hijo de la ciudadana libanesa Yamile Dahda y del ciudadano sirio Esper Dahud Salum, con la finalidad de ampliar el diálogo sobre el nexo de la comunidad sirio-libanesa entorno a la cardenense.

Actualmente Enrique Dahud es el presidente de la Cruz Roja de Cárdenas y propietario del negocio de telas que lleva por nombre “Telas Yamile”, comercio heredado de sus padres, quienes migraron, al igual que el resto de su comunidad, en búsqueda de mejores oportunidades económicas. Ambos progenitores arribaron a México en tiempos posrevolucionarios, una época polarizada, ya que, tanto mexicanos como extranjeros buscaron escapar hacia los Estados Unidos con el objetivo de alcanzar una mayor estabilidad económica y de seguridad. No obstante, frente a la crisis que representó la Revolución, al país continuaron arribando inmigrantes provenientes de Medio Oriente.

[…] Mi madre Yamile Dahde era originaria de Ysgarta, Líbano, y llegó a México en 1920; mi papá llegó en 1918. Ambos desembarcaron en el puerto de Veracruz, y también ambos salieron de sus países rumbo al puerto de Alejandría, en dónde se embarcaron para América. Mi familia migró debido a las revueltas posrevolucionarias acontecidas en México, lo que dejó una baja de civiles, y por eso, el gobierno mexicano abrió sus fronteras, y por tal motivo ellos llegaron a México (Enrique Dahud Dahda, comunicación personal, 5 de marzo de 2020).

Durante los siglos XIX y XX, el que una mujer viajara sola era considerado inadecuado y peligroso; a su vez, la distribución sexual del trabajo establecía que ellas debían permanecer dentro de sus hogares. Por ende, las jóvenes que llegaron a tierra mexicana lo hicieron junto a sus padres o familiares; en el caso de las mujeres japonesas, como Mitsuko Osaka, se acompañaban de otras que también venían a contraer nupcias. En el caso de la libanesa Yamile Dadhe, ella migró en compañía de su familia nuclear:

[…]Mi mamá llego junto con tres hermanos y mi abuelito; mi papá llega aparte. La idea de mi papá no era venirse a México era irse a Estados Unidos. Él llega a Veracruz luego se va a Ciudad Juárez, en donde tenía parientes, sus parientes le dijeron: ahí por Tampico hay un lugar que se llama Cárdenas y hay mucho progreso por el ferrocarril, hay mucho dinero. Lo convencen y se viene con otros paisanos a Cárdenas (Enrique Dahud Dahda, comunicación personal, 5 de marzo de 2020).

Entre 1926 y 1950 la Secretaría de Relaciones Exteriores expidió una serie de tarjetas de migración (F14) las cuales contenían datos de la persona inmigrante como su constitución física, edad, nacionalidad, estado civil, idioma, religión, ocupación, fecha de llegada y de registro, lugar de entrada y de residencia (Pizaña, 2021, p. 83).

Figura 8. Tarjeta migratoria de Yamile Dadhe

Fuente: Colección particular de Enrique Dahud Daddhe.

Figura 9. Tarjeta migratoria de Maria Athie Athie

Fuente: Colección particular de Kamel Athie

Otra familia libanesa que arribó a Cárdenas fue Athie Whebe. Aunque los descendientes ya no residen en el municipio, uno de ellos, Kamel Athie, contactó a la autora al enterarse que esta se encontraba escribiendo el presente artículo. Entusiasmado por la historia de su familia, y motivado por el aprecio que siente por Cárdenas, proporcionó la información que se presenta a continuación.

Los Athie ingresaron al país por el puerto de Veracruz hacia finales del siglo XIX y principios del XX, específicamente entre 1897 y 1922; se tiene conocimiento que fueron alrededor de veinticinco, integrados en cinco familias, siendo veinte varones y cinco mujeres. Una de esas familias se fue a Tapachula, Chiapas, otra a Tehuacán, Puebla; una más se quedó en el estado de Veracruz, otra en Ciudad de México y la de apellido Athie Whebe se asentó primero en Tamazunchale, S.L.P y finalmente en Cárdenas, S.L.P. (Kamel Athie, comunicación personal, 24 de enero de 2020).

Figura 10. Salomón y Salim Athie Whebe

Fuente: Colección particular de Kamel Athie.

Los que llegaron a Cárdenas, fueron 5 hermanos de nombres Miriam, Salim, Salomón, Teodoro (Temer) y Wadih. Este último fue el padre de la familia Athie Flores, integrada por 9 hermanos: Wadih, Dehud, Kamel, Suraya, Jalil, Layla, Nasira, Alejandro y Yamel. En la bella y alegre población de Cárdenas la familia Athie tuvo tiendas de ropa, muebles, panadería, expendiendo de harina, azúcar y materiales para preparar pan (Kamel Athie, comunicación personal, 24 de enero de 2020). Al decaer el ferrocarril, y por acudir a la universidad, tuvieron que emigrar: Dehud y Layla viven en la ciudad de San Luis Potosí; Wadih y Kamel entre Ciudad Cuauhtémoc y Chihuahua; Jalil, Alejandro, Nasira y Yamel radican en Ciudad Cuauhtémoc, en tanto que Suraya reside en Estados Unidos. Se estima que en Chihuahua hay unos 130 habitantes con apellido Athie.

Lo que el tiempo se llevó: reflexiones finales

La privatización de los Ferrocarriles Nacionales de México en 1994 trastocó por completo la vida de un pueblo que emergió y prosperó gracias al ferrocarril. Una gran parte de los cardenenses, al verse desprovistos de una fuente de empleo, decidieron emigrar hacia los Estados Unidos, pasando de ser una comunidad conformada por inmigrantes a una de emigrantes.

Figura 11. El Teatro Ideal, Cárdenas S.L.P. 1925

Fuente: Colección particular del Licenciado Rafael Anaya.

Con la pérdida de los empleos proporcionados por el ferrocarril el comerció decayó, quedando atrás los grandes almacenes de la comunidad sirio-libanesa; los abarrotes, restaurantes y cafeterías de la población china; el tren de pasajeros en el que un día partió la familia japonesa Kasuga Osaka; los dos cines y la pista de patinaje, los bailes con orquestas en vivo; el Cárdenas cosmopolita.

Al igual que la población local, los integrantes de las comunidades de extranjeros decidieron emigrar hacia la capital del estado y a otras entidades de la república con la finalidad de seguir manteniendo sus negocios y capitales, no obstante, algunos tomaron la decisión de quedarse, como el libanés Sixto Elías quien señalaba que para él su paraíso era Cárdenas:

[…] Muchos paisanos le dijeron: vámonos a San Luis Sixto, aquí ya no hay dinero si quieres progresar tenemos que salir. Y, efectivamente, muchos de ellos son actualmente millonarios, pero mi papá no quiso y la razón por la que no quiso salir de Cárdenas era porque le encantaba el clima, él decía que en ningún lugar del mundo iba a encontrar el clima de este pueblo (Guadalupe Elías Mayorga, comunicación personal, 5 de marzo de 2020).

El fenómeno de la inmigración y el asentamiento de las comunidades sirio-libanesas, chinas y japonesas en el municipio de Cárdenas se encuentra enmarcado por diferencias culturales y raciales, las cuales trazaron distintas trayectorias en cuanto a la movilidad económica y social de las tres comunidades de inmigrantes analizadas a lo largo del artículo.

Por un lado, la xenofobia incentivada por Estados Unidos, el exacerbado nacionalismo y el catolicismo, formaron parte del proceso de exclusión y expulsión de la población china de las comunidades receptoras. Aunque la exclusión racial que se vivió en Cárdenas no alcanzó el nivel de violencia que se presentó en los territorios del norte de México, algunos de los cardenenses se vieron influenciados por dichos sentimientos nacionalistas y racistas, a los que se sumó la sensación de competencia económica, generando conflictos que llevaron a la fundación de un movimiento local antichino.

Es importante enfatizar que dicho movimiento antichino es desconocido para los actuales habitantes del municipio, o quizá, se ha buscado erradicar ese episodio de la historia de una comunidad que se jacta de estar conformada por “gente cálida y un clima agradable”11, por ende, resulta importante recuperar la memoria histórica de dichos eventos, como una forma de incentivar la importancia de la empatía y respeto hacia la diversidad cultural y racial.

Por otro lado, los cardenenses constantemente exaltan su orgullo de haber sido la comunidad de acogida de la familia del reconocido empresario y conferencista Carlos Kasuga Osaka durante cinco años. La mayoría de los pobladores que conocieron y convivieron con dicha familia hacen énfasis del respeto y la admiración que esta infundió por el orden y la disciplina con que se condujo por el municipio y por el trato cordial que mostró hacia la población. Incluso, cuando México declaró la guerra contra las potencias del eje y los japoneses pasaron a ser vistos como enemigos del país, intentaron interceder por los miembros del clan Kasuga para evitar su extradición; estas muestras de apoyo y solidaridad distan del trato que recibieron los inmigrantes chinos.

Respecto a la comunidad sirio-libanesa, sus integrantes fueron bien recibidos por los cardenenses; en primer lugar, por el tipo de comercio que implementaron en el municipio, la venta de ropa, calzado y telas, productos que no habían sido comercializados en el pueblo ferrocarrilero ni en las comunidades y rancherías aledañas. En segundo, el sistema de crédito que ofrecieron estos comerciantes facilitó la adquisición de dichos bienes entre la población, la cual rayaba (cobraba) su salario una vez al mes. Por último, la mayoría de los sirio-libaneses pertenecían a la iglesia siríaca maronita o católica maronita, lo que les facilitó su integración a una comunidad mayoritariamente católica.

La diferencia entre los comerciantes sirio-libaneses y chinos es que los primeros ingresaron productos nuevos a la comunidad sin competir con los rubros económicos que ya se encontraban establecidos, mientras que los segundos se emplearon en rubros que ya existían en la localidad, como panaderías, restaurantes y tiendas de abarrotes, potenciando un sentimiento de rivalidad que se mezcló con el clima antichino de la época.

En conclusión, la aceptación e integración de la población extranjera en la vida social cardenense se encuentra vinculada a las actividades económicas que desarrollaron y a las aportaciones que dichos inmigrantes hicieron al municipio. En este sentido, el interés y la participación de algunos de estos extranjeros en las mejoras de infraestructura y obras públicas en la localidad generaron una cohesión entre los habitantes que buscaban un fin común: el desarrollo de Cárdenas. En la actualidad, los cardenenses no sólo atribuyen a estas comunidades el establecimiento y auge del comercio, también les atribuyen la llegada de la primera compañía de gas, la primera planta eléctrica que brindó electricidad al poblado, la primera toma de agua potable y la construcción de distintas obras públicas.12

Archivos

Centro Cultural Regional Ferrocarrilero de Cárdenas S. L. P.

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Notas

1 Por ejemplo, la comunidad libanesa emigró a distintos puntos del globo debido a la instauración del Mutasarrifato (Inclán, 1994). De igual forma se encuentra el caso de los inmigrantes españoles que llegaron al país en calidad de asilados políticos a causa del estallido de la Guerra Civil.

2 Actualmente existe un pequeño jardín en el lugar donde se encontraba ubicada la estación del ferrocarril, en el cual es posible apreciar la reproducción de una máquina de vapor con la frase “lo que el tiempo se llevó”.

3 Sobre la instalación de la estación del ferrocarril en Cárdenas se recurrió a la obra “Cárdenas de mis recuerdos”, publicada en 1985 por el historiador y cronista Prof. Miguel Ángel Herrera.

4 En dicho apartado se señala que estos talleres estaban ubicados en el municipio de Rascón y posteriormente fueron cambiados a Cárdenas, lo que trajo mayor bonanza a la comunidad.

5 De las más destacadas encontramos la investigación de Evelyn Hu-Dehart, La comunidad China en el desarrollo de Sonora (1985).

6 Carlos Kasuga Osaka es fundador de la división mexicana de productos lácteos Yakult, fundador del liceo mexicano japonés y conferencista.

7 En el registro de inmigración (Cuadro 3) se puede observar que los inmigrantes provenientes de Medio Oriente fueron registrados bajo la nacionalidad árabe, a su vez, el sociólogo Luis Alfonso Ramírez señala que “la identidad libanesa comenzó a tener mayor visibilidad hasta el término de la Segunda Guerra Mundial, lo que permitió a dichos inmigrantes consolidar su identidad étnica y una nacionalidad en todo el mundo” (2018, p. 11).

8 Referencia al comerciante itinerante que aparece en la obra “Cien años de Soledad” de Gabriel García Márquez.

9 A partir de 1909 el sultán decretó el servicio militar obligatorio también para los cristianos del Imperio Otomano (Marín, 1996, p. 604).

10 Pequeña ranchería cercana a la cabecera municipal de Cárdenas

11 El letrero de bienvenida al municipio contiene dicha frase: Bienvenidos a Cárdenas, municipio de gente cálida y clima agradable.

12 El gas fue introducido al municipio por el inmigrante griego Stelius Cedi, la primera planta eléctrica del municipio fue instalada por la familia inglesa Birkitt y la primera toma de agua potable fue gestionada por el ciudadano Sirio Sixto Elías.